martes, 3 de noviembre de 2009

MINERVA LA MÍSTICA.


Minerva era una niña que buscaba a como diera lugar la felicidad, de tal manera que todo el tiempo sus acciones estaban encaminadas a ver la realidad con buenos ojos y mal tiempo darle una buena cara, había cumplido 23 años, y en su afán tan noble de ser feliz no había podido encontrar dicho estereotipo en ningún lugar de la ciudad.
Vivía en un lugar llamado ciudad, y tenía por suerte muchos amigos y amigas con quien compartir el mundo que le rodeaba, decía que las mujeres eran intactas, y siempre mas inteligentes que los hombres, aunque siempre vivía esperanzada con equivocarse y encontrar un hombre que demostrara lo contrario, en si, ese era una de sus dilemas, el saber si había hombres tan buenos como los que pintaban en los cuentos de princesas, espadas y serpientes.
Según ella, nunca había podido encontrar un hombre que le pudiera ofrecer todo lo que ella quería, no pedía lujos, ni que fuera el más guapo de la ciudad, ni que fuera un genio de las ciencias exactas, sólo que fuera un hombre… si un hombre en toda la extensión de esa sencilla pero complicada palabra.
En resumen quería un hombre que la quisiera y la hiciera sentir segura, llena, plena, entusiasmada de ser ella misma, el complemento, el suplemento, la otra mitad, y en su eterna lucha de querer conseguir eso, nunca lo pudo lograr, pero el problema quizá no eran los hombres si no todo el misterio que ella encerraba dentro de si misma.
Un día alguien le dijo que la felicidad se encontraba en un amor que los hombres le podían dar, y ella dirigió sus sueños a encontrar el príncipe azul en un castillo de cristal en medio de meditaciones avanzadas y lleno de costumbres y hábitos que le hicieran perfecto.
Día tras día analizaba a los hombres que se encontraban cerca de ella, ninguno se acercaba pero si ni por poco a lo que ella había soñado en aquel castillo azul lleno de cosas bonitas y motivantes, cuando de repente volteo a si misma y vio que el problema no eran los hombres que la rodeaban, si no las cosas que llegaba a pensar de ellos.
De manera delirante hacía un rápido escaneo de cada uno de los que ahí se encontraban, y determinaba que el problema es que eran o demasiado tontos o demasiado abusivos, que nadie podía verse inmerso en su vida que era tan interesante y llena de cualidades.
Ante ellos, se mostraba celosa y reservada, era amante de la música y de los deportes, pero ningún músico ni tampoco ningún deportista merecían este ser tan interesante. Por lo cual ella dedujo que tal vez era que ella no podía querer a nadie, y viceversa. Paso los mejores años de su juventud tratando de descifrar cual de los hombres podían ser uno de los que ella había visto dentro de los cuentos que contaba su mamá en las eternas noches de navidad en su casa de la ciudad, era una lucha que nunca pudo librar y de la cual sus mejores años fueron la principal victima.
Otra de las cosas que le hacían pensar de esa manera era que los matrimonios que en su vida le habían rodeado eran unos auténticos fracasos, ni sus tíos, abuelos padre y hermanos habían podido lograr conservar un matrimonio hasta los últimos días de su existencia, era una desilusión de lo que ella misma estaba buscando. Minerva, tenía en su mente que a ella nunca le pasaría lo que a sus seres queridos y que tendría la totalidad y el convencimiento de que a quien ella se encontrara sería la persona indicada, y debía tomarlo con calma.
El control que tenía sus propios actos eran tan limitados y medidos que hasta se podía pensar que nunca quería encontrar lo que ella misma decía que buscaba, aunque lo buscaba con mucha insistencia, no podía imaginar lo que era el hombre perfecto. Un día, minerva debe ser completamente sincera al decir que ni ella misma lo esperaba, por que en verdad no lo estaba esperando, encontró en una tienda de pan a Víctor, un joven como ella que tenía poco tiempo de llegar a la ciudad, Víctor era de otra ciudad a la que llamaban la ciudad del fin, una ciudad llena de gente gorda y fea, pero el no era así.
Desde ese primer instante en el escaneo, el resultaba distinto, y era su facha diferente la que marcaba la pauta de su caminar y de sus intereses mas oscuros, Víctor era muy diferente a todos los demás hombres de la ciudad, era atrevido, interesante, inteligente, seguro, intacto y además era un hombre que poseía dotes de sofisticación muy extraños, de tal manera que minerva lo vio en un instante casi perfecto se empezó a enamorar de el.
Cuando vio lo intenso que resultaba víctor para ella, se asusto y salio corriendo de la panadería sin contar que eso le costaría no tener pan para cenar o regresar más tarde por el pan, pero víctor en verdad ni por enterado de la existencia de minerva. Minerva vio pasar la vida, soñando con Víctor, nunca mas lo volvió a ver y se quedo esperando todos los días en aquella panadería, donde pensó que volvería. Minerva sigue esperando.
SAAAAWEEEBOOOOO!!! CHIRRIS COQUETO, DONDE QUIERA SEA TE ALCANZAREMOS!!!

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